El monstruo
de la inmediatez devora a la sociedad. Todo debe ser rápido, corto, donde 30
segundos son una eternidad, un “horror” para el mundo de las interacciones
virtuales. Es una sociedad que no se mira a los ojos, pues ahora solo se observa
tras el cristal de algún protector de pantalla.
Nada
se digiere. Todo se engulle, video tras video, y la sociedad se indigesta sin siquiera
saber que ya no habla, sino que vomita un mundo copiado, que cree pertenecerle porque
su rostro aparece 10 segundos en un video del cual ya existen millones, con otras
caras que reproducen las mismas poses, la misma intención de ser aceptados en
sociedad, o en un círculo de personas, y ganar likes.
Sin embargo,
el problema no radica en los 10, 15 o 30 segundos de lo que se publica en redes
sociales. El problema está en que no parece existir nada distinto a ello. No hay
una pausa para pensarse el mundo, para interrogarlo, para dialogarlo y contarlo
en escasos segundos, mientras recordamos que no todo es inmediato y
que más de 30 segundos no es una tragedia sino una forma de recobrar nuestra
humanidad, porque conocerse, vivir en sociedad, en comunidad, requiere tiempo y
afectos, no likes.
En
medio de este mundo dominado por la inmediatez, uno es terco y se empecina en
dar talleres de periodismo escrito, sabiendo de antemano que siempre se empieza
en desventaja, que esos 10, 15 y 30 segundos juegan póker con nosotros teniendo
las cartas marcadas.
Bueno,
ya pasando la página del deshago, porque escribir también es terapéutico, después
de esta “trágica” introducción, estas líneas tienen como motivo presentar los
trabajos del Taller Permanente de Periodismo Cultural Escrito, el cual se
desarrolló dentro de la Agenda Cultural de la Secretaría de Cultura del municipio
de Palmira, con apoyo de la Red de Medios Alternativos y Populares (REMAP), el
Colectivo Juventudes Unidas, y las Instituciones Educativas Domingo Irurita y
Cárdenas Mirriñao.
En estas
dos instituciones se desarrollaron los talleres con jóvenes entre los 13 y 17 años.
Más que difícil, puedo decir que trabajar en el sistema educativo con jóvenes
es desafiante, y a veces una locura, porque se confirman falencias en la forma como la educación se ha formulado en Colombia, y la cual queda
impotente ante la configuración de este mundo dominado por lo efímero.
Pero este
desafío también trae la cura, un alivio, contra la desesperanza y la frustración
de enfrentarse a estas realidades, porque quedan las miradas que dieron un giro
frente aquello que no les gustaba, escribir, y ahora aparece como una posibilidad
en sus vidas. Este proceso, o este cambio, se dio en pocos jóvenes, hay que ser
sinceros. Sin embargo, el que haya ocurrido en tan pocas horas de taller, es gratificante
y suficiente para volverme aún más terco.
De esa
terquedad hoy también nos quedan dos trabajos periodísticos con enfoque cultural,
escritos por jóvenes de la I.E. Domingo Irurita, que sorprenden tanto por la
temática escogida, como por la seriedad que nos interroga sobre el papel que
juega el arte en el sistema educativo.
A
quienes hicieron posible estos talleres, solo agradecimiento. Nos vemos pronto.
Alexander
Escobar
Director Taller de Periodismo Escrito
TRABAJOS PERIODÍSTICOS
- Música y educación en la I.E. Domingo Irurita
Por: Martín Erazo y Juan José López
- Hay enseñanza en el arte, pero ¿qué tanto de arte hay en la enseñanza?
Por: Saray Alejandra Londoño
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