Asistimos a un
momento de la historia donde se crece idolatrando imágenes y sonidos, algo que
no es nuevo, pero que ahora se vive con mayor intensidad, en la misma medida
que dispositivos móviles como tablets y celulares se apoderan de la sociedad volviéndola esclava de las pantallas.
El culto al
audiovisual y el arte gráfico como forma efectiva de propaganda, hace de la
escritura un oficio subestimado porque vivimos en un mundo dominado por la
inmediatez, por el logro de objetivos que deben cumplirse rápidamente, sin
ningún proceso de maduración.
Aunque el video, la
fotografía y las artes gráficas ocupan un lugar importante dentro de mundo del
arte y la comunicación, no es el factor artístico y comunicativo lo que seduce
a la sociedad, pues ésta, en su mayoría, acude a las pantallas para consumir
contenidos basura, o porque políticamente es manipulable con propaganda hecha
para controlar sus emociones, ya sea por redes sociales, servicios de
mensajería instantánea o televisión.
Esa fascinación
irreflexiva por las pantallas es también sinónimo de la inmadurez política y
cultural de la sociedad, donde cualquier mafioso puede ser elegido para
gobernar, del mismo modo que cualquier adefesio, vendido a la opinión pública
como si se tratase de una novedad estética, termina siendo considerado una obra
de arte por un público inmaduro.
La escritura demanda
paciencia, reflexión prolongada y saborear letra a letra lo que se escribe, un
proceso que requiere maduración y degustación pausada, donde visionamos vidas aún no vividas o por vivir, o proyectos por continuar. No obstante, la sociedad
avanza de forma acelerada, sin pausa, con la misma velocidad que acude a las
pantallas para ser manipulada.
En este sentido, el
desinterés por la escritura no solo es un problema cultural, es también un
problema político. Porque entender el desinterés por la escritura, en parte,
implica entender la perpetuación de una sociedad inmadura que no se gobierna a
sí misma, incapaz de pensar por cuenta propia, inválida para concebir procesos
implícitos de reflexión y crítica que conlleva el oficio de escribir.
La escritura además
nos permite viajar en el tiempo, desplazarnos de un lugar a otro, indagando por
lo que somos, hemos sido y podemos llegar a ser. Recuperar y afianzar nuestra
historia y nuestros saberes constituye un elemento fundamental para fortalecer
nuestra memoria, entendiéndola no como un cúmulo de cifras, sucesos y datos,
sino como la capacidad de un pueblo que se agita para cambiar su presente a
través de los sueños, los cuales nunca desaparecen, pues estos solo
duermen, aguardan con sigilo y se revitalizan, día a día, en los rostros de
otras generaciones que materializaran luchas y visiones de sus antepasados, de nuestros viejos y viejas.
Lo dicho resalta un
poco la importancia de este proyecto Memoria y saberes con voz de juventud,
una propuesta que, a través del periodismo escrito, donde solo hubo un colado
de 39 años, trabajó con jóvenes del municipio de Palmira que escribieron sobre
temas que rescatan historias y reflexionan para nuestro presente.
Enfocándonos en el
periodismo literario y el artículo de opinión, después de ocho clases, los
siguientes son los trabajos finales que representan la enorme alegría de
encontrar gente tan joven que escribió por el solo hecho de sentir que debía
hacerlo.
El masoquismo
pedagógico que vigila y controla, que premia y castiga, no tuvo cabida en este
proyecto. Las iniciativas pedagógicas deben estar encaminadas en confiar en el
otro, para que este tipo de trabajos, de resultados, sean también un
intercambio de saberes y una forma de reciprocidad, donde la única
obligatoriedad consiste en hacer aquello que no implique sentirse mal consigo
mismo, en este caso, donde el escribir sea una búsqueda personal, un despertar
de los sentidos.
Infinitas gracias a quienes participaron de los talleres y a todas las personas que hicieron posible esta propuesta, a la Red de Medios
Alternativos y Populares (REMAP), a la Fundación Escénica y Cultural El Teatro
Vive, a las Juntas de Acción Comunal de Potrerillo y Tienda Nueva, a Diana María Rengifo, y al Programa
Municipal de Concertación Cultural de Palmira por haber cofinanciado este
caminar que avanza abriendo trochas para que el soñar y el pensar no se detengan.
Alexander Escobar
Coordinador del proyecto
Por: Alexander Escobar
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Disfruta leyendo los trabajos finales:
2. Memorias de la Palmira negra y esclavizada
3. La radio montañera de Palmira
4. Los Bolos, y no 'Cultura Malagana'
5. Rosa Virginia, auge y pérdida de un posible ícono de la educación en Palmira
6. ‘Palmira,La 21’, locura y carnaval
7. Palmira, un paraíso a la altura
8.La ‘Turca’ vende hasta un hueco
*Las ideas y opiniones aqui expresadas, y en los trabajos finales del proyecto, no comprometen a la Secretaría de Cultura ni a Corfepalmira.
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