'Palmira, La 21', locura y carnaval

Sueñan con crear la “Fundación: Palmira, La 21”, ya que nunca han tenido el deseo de lucrarse con las obras sociales que desarrollan sino ofrecer un s

En las calles de nuestra ciudad se han acumulado historias que transcurren diariamente, donde no podremos olvidar esos momentos de juegos con nuestros amigos, escondiéndonos de aquel que contaba, o cuando pateábamos el balón de esquina a esquina. Comenzamos a crecer al punto que aquellas calles las recorremos solo para desplazarnos de un lugar a otro, ir a la tienda por el mandado, utilizarlas para ir al trabajo o la escuela, o dejar de lado esa acera que nos ha visto crecer.

 

Aunque los tiempos cambian y nosotros maduramos, no podremos dejar de lado aquellos momentos impactantes de nuestra vida en que hemos reído y llorado.

 

Desde que me mudé a mi actual casa en el barrio La Colombina, en el año 2004, pude presenciar ese profundo sentimiento de un nuevo cambio en mi estilo de vida: nuevos vecinos, nuevas calles, nueva casa, y una historia apasionada por conocer, al enterarme que por las siguientes décadas iba a ser vecino de la barra brava del América de Cali “Palmira, La 21”.

 

Llegando a este punto, les quiero compartir la historia de esta hinchada apasionada por los diablos rojos, siendo contada por William Gaviria, actual dirigente de esta barra, quien siempre ha vivido en la 21, siendo esta cuadra aquel punto de encuentro para compartir con sus amigos, correr con el balón y jugar escondite, el parche siempre ha sido en la 21.


Nos remontamos entre el año 2000 y 2001, cuando William, con aproximadamente 14 años de edad, inició un recorrido apasionado por este equipo, tiempo en que el club de los diablos rojos venía de ser campeones. En aquella época no se podía llevar ningún distintivo del América al estadio por los actos vandálicos y violentos de los barristas en la tribuna sur, para evitar confrontaciones con los hinchas del equipo rival.

 

Siempre se convertía en una odisea el poder ir al estadio en un bus rentado donde se rebuscaba la manera de poder llegar al encuentro futbolístico. Cuando no se llenaba el cupo del vehículo, tenían que tomar un transporte particular y llegar con sobrecupo en pequeñas busetas. Ante esto decidieron conseguir aquel medio de movilización por su cuenta con aquel grupo de 10 amigos. Pasando el tiempo ya se lograba llenar medio bus, después un bus entero, hasta llegar a tener que alquilar dos buses para desplazarse a su cita futbolística, donde todos compartían el mismo sentimiento y emoción colectiva de ganar o perder, sentirse felices, tristes o melancólicos por el resultado, se convirtió en su ideología deportiva.

 

En los principios, aquella banda roja se hacía llamar “Capos Palmira”, después la nombraron solo “Palmira”, pero por ser un nombre que abarcaba toda una ciudad donde personas, que no pertenecían netamente a la hinchada, se hacían pasar por integrantes al ser palmiranos, decidieron denominarse con el nombre que actualmente han llevado durante bastantes años: “Palmira, La 21”, siendo un nombre geográfico que alude a un sitio muy emblemático de nuestro entorno social, cuando te preguntan ¿dónde estás?, ¿para dónde vas? ¿dónde vas a estar?, dices “en la 21”.

 

Dentro de la banda de Palmira, La 21 se ha fomentado un proceso de identidad y reconocimiento hacia todo el mundo con dos aspectos que son: “Los trapos” y la orquesta de la hinchada. En primera instancia nos referimos a Los trapos como aquellos pendones gigantes con el nombre de la hinchada o alusivos al equipo. Para lograr la aprobación de aquellos “trapos” por parte de Barón Rojo Sur Oficial, se realizó un proceso largo durante 2 años, donde debían estar presentes en varios encuentros deportivos, participar con cierta cantidad de fanáticos en los estadios, mantener una persistencia con la comunidad, hasta que “Palmira, La 21” se convirtió en una filial de la barra brava del Barón Rojo Sur.

 

A mediados del año 2004 al 2005, época en que la hinchada comenzó a participar frecuentemente en los encuentros deportivos donde colgaban Los trapos en las tribunas, se presenció un saqueo al salir de un partido: fue robado uno de los trapos, los cuales cuidan con mucha entrega y solo los queman cuando han cumplido su tiempo de vida, para diseñar otro nuevo. En consecuencia, se decidió guardar todos las pertenecías en una casa roja oficial para uso de la banda, siendo objetos de mucho valor que representa su identidad y valor como familia deportiva.

 

En aquella casa roja, donde actualmente funcionan apartamentos, se dio partida a otro aspecto antes mencionado: la orquesta de la banda, surgida gracias al hospedaje que se brindaba a diferentes mochileros provenientes de Argentina, que permanecían de 4 a 5 meses contando con un espacio para alojarse, comer y dormir, con quienes los vecinos compartían más que con los propios dirigentes de la hinchada. Gracias a la ayuda de estos peregrinos, que capacitaron a muchas personas, se creó la orquesta que actualmente cuenta con 10 integrantes que tocan la trompeta, el bombo, los redoblantes y cantan las barras que animan al equipo.


Ya habían transcurrido de 4 a 5 años de esa época. William recuerda con nostalgia anécdotas que marcaron a toda la comunidad, recorriendo las carreteras para llegar a los encuentros deportivos, como estar retenidos por paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), o la guerrilla del ELN; también el presenciar quemas de mulas y buses; manifestaciones donde cerraban las entradas a otras ciudades; igualmente, algunas veces llegaron a pasar varias horas sin comer al no encontrar tiendas abiertas ante los saqueos que diferentes hinchas cometían.

 

A lo largo de los años se ha podido presenciar un gran rechazo de la comunidad hacia hinchas de diferentes equipos, a razón de los conflictos que se han presentado durante mucho tiempo. Las riñas, peleas y actos vandálicos han sido el detonante para que crezca ese miedo y repudio hacia las barras bravas de Colombia y del mundo, creando una discriminación y exclusión por aquellos que portan la camiseta de un equipo y cantan con pasión las canciones que motivan a los equipos para ganar.

 

Por esta razón quise compartir con ustedes esta crónica que tiene como objetivo transformar la mente de muchas personas, y cambiar la imagen errada que se tiene sobre esta hinchada. Aunque algunos integrantes consumen sustancias psicoactivas y otros pueden atemorizar por su apariencia, al conocerlos nos damos cuenta que son personas amables, agradecidos y con más valores que alguna otra persona con título profesional y corbata podría tener.

 

Ante esta realidad que estaban afrontando, la hinchada decidió contribuir a la sociedad de alguna manera para cambiar el imaginario colectivo que tienen hacia ellos. William recuerda que a inicios del año 2000, cuando habían encuentros deportivos los domingos, siempre había enfrentamientos vandálicos, dejando algún hincha muerto o herido de los equipos que jugaban. Como los actuales hinchas crecieron con esa mentalidad, decidieron iniciar un proceso de transformación, donde primeramente arrancaron por pintar y adecuar la propia casa de La 21, posteriormente se ha motivado a que los hinchas tengan una apropiada presentación personal, con una buena vestimenta, incentivándolos a tener aspiraciones de trabajar, estudiar y progresar.

 

De esta manera se da luz verde al gran proyecto de “Barrismo social”, promoviendo un ambiente de convivencia y tolerancia entre los hinchas de diferentes equipos, que se ha visto reflejado en un trabajo de 5 años donde no ha habido asesinatos entre las barras bravas, ya que se mantiene un contacto directo con la hinchada del deportivo Cali, incentivando así una pasión con grandes acciones positivas, que edifican los grandes valores de la sociedad y se convierten en oportunidades de sano esparcimiento y transformación social.


Actualmente la hinchada ha desarrollado acciones concretas como jornadas de salud, entrega de kits escolares para niños y jóvenes de escasos recursos; han estado realizando frijoladas cada 15 días en diferentes barrios de la ciudad para 1.500 personas; donaron remesas y mercados a integrantes de la banda durante la pandemia; en alianza con diversos colectivos y fundaciones, han inaugurado en el corregimiento Bolo Madre Vieja una biblioteca, entregando así otros insumos escolares; igualmente se han abierto las puertas del Instituto Municipal del Deporte y la Recreación (IMDER) de Palmira, donde William presta su servicio como monitor deportivo para niños en compañía de dirigentes de la hinchada del deportivo Cali.

 

A lo largo de los años han establecido diferentes emprendimientos como la microempresa oficial de La Banda, donde comercializan productos como camisetas, gorras, sacos, chaquetas y otros accesorios del club deportivo escarlata; igualmente cuentan con estampadora profesional para otros productos que generan demanda; también cabe mencionar que algunos hinchas se motivan a generar sus propios ingresos vendiendo bombones, dulces y otros artículos para sus gastos personales y poder participar de los encuentros deportivos.

 

En sus proyectos, a futuro idealizan llegar a conseguir el bus oficial de la hinchada que los lleve a todos los encuentros deportivos y sea una experiencia más segura y disfrutable; además sueñan con crear la “Fundación: Palmira, La 21”, ya que nunca han tenido el deseo de lucrarse con las obras sociales que desarrollan sino ofrecer un servicio solidario a la comunidad. Aquella fundación sería una realidad muy asertiva y adecuada a la actual situación social del mundo; de igual modo podemos decir que tienen el gran deseo de acercarse a los niños de entre 1 o 2 años que son el futuro de su hinchada, inculcándoles desde un principio grandes valores alejados de la violencia, creando una pasión por un equipo en ambientes de fraternidad y solidaridad en familia.

 

Hoy en día han transcurrido aproximadamente 18 años de furor y fanatismo con la familia de Palmira, La 21, llegando a diferentes lugares de Colombia y el mundo como locales o visitantes, colgando los trapos que los identifican en diferentes países, continentes y rincones donde ha llegado aquella locura roja, quienes se reúnen cada miércoles en esa misma cuadra en que jugaban, corrían y se divertían de niños, para ahora de adultos gritar con el alma y cantar con alegría aquel entusiasmo que corre por sus venas, con sus instrumentos musicales a todo pulmón, con lágrimas en los ojos y orgullo en el corazón, sin importar el marcador, continuarán entregando su vida a la “Mechita”, los diablos rojos, el pentacampeón, la pasión de un pueblo, el equipo escarlata del América de Cali

 

Para concluir William nos invita a no dejarnos llevar por la apariencia de los demás, a conocer antes de juzgar, y a contribuir a la sociedad en la medida que podamos entregar lo mejor de nosotros como personas apasionadas por un mismo ideal. Agradecemos infinitamente aquella historia que nos contó a lo largo de su vida como líder de esta hinchada; a través de este medio le deseamos a él y toda la comunidad muchos éxitos en la continuación de su trayectoria por las tribunas, los estadios y la cancha, siempre con la compañía de Dios en sus vidas.

Por: David Mejía / Edad: 24 años

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