2020

La pandemia trajo consigo realidades que para muchas personas estaban ocultas. Vivir en burbujas de estabilidad económica fue una de ellas. Una buena casa, un buen carro, vivir en un estrato social 3, 4, 5 o 6, se esfumaron con la pérdida de puestos laborales que permitían a diversas familias pagar deudas a fin de mes y darse una vida basada en el endeudamiento, pero que con la pandemia quedaron en la “misma” condición de otros estratos que requerían de solidaridad, de un mercado que alguien pudiera regalarles para terminar la semana.

Por: Alexander Escobar

Y también aparecieron otras realidades que nunca estuvieron ocultas, simplemente maquilladas. La realidad que vive el sector artístico, el desamparo laboral al que es sometido por una sociedad que dice importarle la cultura y el arte, pero que en la práctica trata a los y las artistas meramente como arreglos ornamentales que embellecen discursos y eventos sociales, sin procurar un ingreso económico permanente que reconozca la importancia de su oficio, es una realidad que aún permanece maquillada.

 

Desde el inicio de la pandemia, la invitación a “reinventarse” para no morir de hambre luego de quedar sin trabajo, fue una constante en todos los sectores de la sociedad, una invitación que al parecer nunca aplicó para al sistema de salud, ni para las políticas públicas que requieren una reinvención radical que garantice la vida y condiciones materiales de existencia dignas a la población.

 

Nada más ofensivo para un artista que decirle que debe reinventarse, porque el arte en sí se reinventa a diario, al ser su alimento y detonante la creación. La reinvención para los artistas no significó otra cosa que ser sinónimo de explotación, representado para la gran mayoría en que, ahora, deben convertirse, sea como sea, en productores audiovisuales, con todos los gastos adicionales y tiempo que ello implica, para lograr “vender” una obra que debe estar grabada en una calidad de imagen y sonido que permita presentarle en el mundo de la virtualidad.

 

Para lavar ese maquillaje que no deja ver este tipo de realidades, entre las tantas medidas que se requieren, está el construir procesos comunicativos donde el flujo de la información contenga el rostro y problemáticas que vive el sector artístico. Y nada más propicio para ello que adelantar proyectos donde sean las y los artistas quienes hablen de lo que hacen, de su mundo, y las comunidades y espacios vitales en que se mueven.

 

En este sentido la importancia de este proyecto El arte es noticia, una iniciativa cofinanciada por la Secretaría de Cultura del departamento del Valle del Cauca, y apoyada por la Red de Artistas Populares del Suroccidente (RAPSO) y la Red de Medios Alternativos y Populares (REMAP), cuyo objetivo fue adelantar un proceso formativo que brindó herramientas de periodismo escrito a artistas de los municipios de Zarzal, Sevilla, Tuluá, Palmira y Cali para que pudieran redactar sus propias noticias.

 

El proceso se desarrolló a través de cuatro clases virtuales, una por semana, y trajeron consigo todas las dificultades y experiencias para quienes venimos de la presencialidad, del encuentro, el tacto y calor humano con el que, antes de marzo del 2020, realizábamos este tipo de dinámicas y pedagogías construidas con comunidades y trabajadas con diferentes sectores de la sociedad.

 

De esta experiencia nos quedan ocho noticias vividas, sentidas, y con rostro de artistas, pues es su voz de donde han salido y construidas con cada línea que habita en sus manos.

 

Es este un primer ejercicio y proyecto piloto corto, pero que lleva implícito un incontable número de vidas, sacrificios, dolores, alegrías y pasiones de quienes, en medio de todas las adversidades, desde el arte han decidido hacer del mundo un lugar diferente, más agradable y justo, o por lo menos más soportable, cada vez que ahora vemos una presentación artística u obra en la virtualidad, mientras los cambios necesarios son logrados.    

 

Alexander Escobar

Coordinador del proyecto

 

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Es tiempo de leer las noticas del arte:

 

1. El arte es noticia en el Valle

2.  Artistas que cultivan el campo, la paz y la reconciliación

3. El Valle tiene Cultura al Parque

4. Muralismo en la vereda El Retiro, una mirada a la esperanza de paz

5. Se abre el Telón Azucarero en Zarzal

6. El festival RAP Caleto, un festival hecho para la comunidad

7. Porque la pandemia no detiene el arte

8. Habitantesde Pizamos 1 se ponen la 10 por la verdad, la reconciliación y sana convivencia

 

*Las expresiones, comentarios u opiniones aquí expresadas no comprometen a la Secretaría de Cultura del Valle del Cauca. Son responsabilidad exclusiva de sus autores.


En las montañas del norte del Valle del Cauca, en el municipio de Sevilla, un grupo de artistas integrantes de la cultura Hip Hop, establecieron desde finales del año 2019 un sistema de producción agrícola, con el que buscan mejorar sus condiciones de vida, posicionar y fortalecer el proceso cultural y social que desarrolla la Fundación Red de Hip Hop, y aportarle a la construcción de paz y reconciliación en comunidades afectadas por el conflicto armado.

Por: Maryi Rocío Grisales Galvis / Sevilla 

Dicho proceso se da en el marco de la implementación del Modelo de Gestión Territorial para la Paz de la Gobernación del Valle del Cauca , por medio del cual instituciones como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Fundación Paz Sostenible para Colombia (PASO Colombia), la Alcaldía de Sevilla y la Secretaria Departamental de Paz Territorial y Reconciliación, desarrollan una inversión que beneficia a 30 familias victimas del conflicto, población reincorporada del antiguo grupo guerrillero FARC-EP, campesinos y artistas.

 

Según Jhon Freddy Grisales, uno de los artistas integrantes del proyecto, la fundación Red de Hip Hop emprendió este proceso de producción agrícola bajo la premisa de que “el Hip Hop se entiende como una cultura holística, que no solamente se expresa a través de actividades artísticas como el Rap, el Break Dance, el Graffiti y el DJ, sino que también tiene un componente muy espiritual, y esa espiritualidad es la que buscamos encontrar a través de este trabajo en el campo”.


Asimismo, estos jóvenes artistas manifiestan que decidieron hacer parte de este proyecto agrícola porque representa una “apuesta por la reconstrucción del tejido social, y por el fortalecimiento de los procesos organizativos y colectivos, vitales para la construcción de paz en el territorio”.

 

A través de la siembra de los cultivos de frijol, yuca y planto hartón, los integrantes de la Fundación Red de Hip Hop le apuestan al fortalecimiento de procesos asociativos de soberanía alimentaria.

 

“Consideramos necesario fortalecer nuestros lazos con el territorio, con la tierra, por eso le apostamos a la producción agropecuaria, no solamente concebimos la importancia de su componente económico, sino también de su componente espiritual, que implica ese retorno a la tierra, al territorio, buscamos a través de este encuentro con el campo fortalecer nuestra apuesta por la soberanía alimentaria y la preservación del medio ambiente”, expresa Jhon Freddy Grisales.

 

El proyecto se ha visto afectado por la actual pandemia. Jhon Freddy manifiesta que ésta “ha limitado la comercialización de los productos y ha agudizado las problemáticas económicas de los integrantes de la Red de Hip Hop”, los cuales esperan que con una nueva siembra y con la comercialización de cultivos, como el plátano hartón que en un par de meses estará listo para la venta, se puedan reponer perdidas, empezar a mejorar las condiciones de vida de los asociados y destinar un pequeño recurso para fortalecer el proceso cultural, y así en un futuro poder instalar una sede de la Fundación Red de Hip Hop en donde se puedan ofertar procesos de formación cultural y producción musical, para seguir sembrando como en la tierra, semillas de esperanza, paz y reconciliación a través del arte y la cultura.

En la ciudad de Palmira un grupo de jóvenes iniciaron un proceso cultural que ya completa nueve años, dirigido y coordinado por el colectivo artístico Kortina Negra. Se trata del Festival Cultura al Parque, una propuesta que nació para llenar de arte y cultura, con un enfoque social, el espacio público de este municipio.

Por: Frank San Martín / Palmira

“Cultura al Parque nace de luchas artísticas y culturales juveniles de quienes nos empoderamos del espacio público de Palmira para reivindicar el pensamiento desde una visión juvenil a través de tomas culturales, donde el sentir del arte en relación a las luchas sociales y populares juegan un papel importante”, comenta Lady Holguín, integrante de Kortina Negra

 

El nombre del festival proviene principalmente de un parque en particular, el parque La Factoría, donde hace más de dos décadas es común que distintos parches de jóvenes se den cita para compartir en sus tiempos libres.

 

“En el parque de La Factoría con el correr de los años se empezó a dar un proceso contracultural que empezó a ser tomado por distintas expresiones artísticas, personas y colectivos dedicadas al arte. Por eso es La Factoría la sede principal de nuestro festival”, explica la integrante de Kortina Negra.


Este año, a pesar de las restricciones que ocasionó la pandemia, el festival no dejó realizarse. Su programación debió desarrollarse de manera virtual, donde encontramos gran variedad de propuestas artísticas que nos llevaron ver y escuchar todo tipo de música, tanto alternativa como campesina, y otras expresiones artísticas como teatro, circo y performance.

 

En su novena versión, el festival se realizó bajo el lema “contracultura y resistencia”, algo que para Lady Holguín, “es una forma de reivindicar los objetivos del festival, porque Cultura al Parque se propone fortalecer procesos donde el arte y la cultura tengan un sentido social, cuestionador y transformador”.

La infraestructura que fue hace más de veinte años el centro de salud de la vereda El Retiro, en Tuluá, ahora deteriorada por el tiempo y el paso del conflicto en las montañas vallecaucanas, se convirtió en el lienzo de un artista bogotano que plasmó la esperanza de paz y resiliencia de esta comunidad.

Por: Isabel López Obando / Tuluá

Las ruinas que dejó el conflicto armado son espacios que parecen detenidos en el tiempo, que evocan la violencia que pasó cruelmente por los territorios dejando grandes heridas en las comunidades, en las culturas, en lo que fue la vida campesina antes de que corriera el odio y le sevicia.>

 

Esas ruinas que, aunque ultrajadas, aún se sostienen, tienen semejanza con la fuerza de las comunidades que han resistido a la barbarie, al desamparo y al olvido; siguen firmes y reconstruyéndose, porque la vida continúa.

 

Hace más de veinte años, la vereda El Retiro contaba con un centro de salud que pretendía beneficiar a otras veredas cercanas como Guayabito, Naranjal, Alejandría, entre otras, pero que fue abandonada antes de entrar en funcionamiento a causa del desplazamiento forzado, y el tiempo se encargó de deteriorarla.

 

Esta infraestructura fue por mucho tiempo el símbolo del olvido estatal, pero el arte y la comunidad lograron transformar esa sombra en luz, la que da reconocer la resiliencia de los habitantes del territorio. Esto se logró con el trabajo de Camilo Rodríguez, un artista joven de Bogotá que llegó a Tuluá a inicios del 2019 por un amigo que le invitó a conocer el territorio y el proyecto “Huerto del Bosque”, una finca agroecológica que está dando sus primeros pasos.


Camilo se describe como un “buscador de aventuras, receptor de emociones y emisario del arte”, quien llega a El Retiro en la alta montaña tulueña, un lugar habitado por familias campesinas que conservan en su memoria el paso de la violencia y el desamparo estatal, pero que en comunidad han sabido suplir necesidades básicas como el acueducto, y cuenta con una JAC (Junta de Acción Comunal) con la que coordinan proyectos autogestionados para el bienestar de todos. “Acá se hacen mingas para solucionar los problemas de la comunidad o ayudarle a algún vecino”, comenta uno de los habitantes del sector.

 

Es así como al ver la voluntad de Camilo y otras personas de la finca Huerto del bosque, el presidente de la JAC decide aprovechar esa oportunidad para incentivar a las y los niños y jóvenes de la vereda a participar de los talleres de artes que ofrecían estos artistas visitantes de la montaña, especialmente Camilo que, en búsqueda de fortalecer su vocación, se integra más con la comunidad y, entre enseñanzas y diálogos, se fue gestando la idea del mural y el significado del mismo.

 

Jham Poll Castaño es un joven de la vereda que participó de los talleres, y comenta que “al ver el mural y el ave fénix que está pintado, es como si volviera a renacer”, lo que le da fuerza y sentido a la frase “Floreciendo entre cenizas”, que es el nombre que en conjunto le dieron al mural, resultado de varias semanas de talleres “orientados a la participación, la creación y la imaginación”, menciona el artista, y agrega que “el mural fue un tejido colectivo… da la bienvenida a la vereda, y es lindo porque está ligado a la historia y cargado de la energía del territorio”.

 

Los niños y jóvenes desean que regresen los talleres porque “con los talleres se benefician los niños, ya que no hay clases”, menciona Jham Poll. Y es que la pandemia ha dejado a la comunidad infantil y juvenil de la zona sin acceso a la educación y otros programas para la integración, y el mural les hace añorar esos tiempos de creatividad y diálogo que despertó la fantasía y la esperanza de que todo puede ser mejor.

Hace catorce años nació en el municipio de Zarzal el grupo de teatro Telón Azucarero. Desde sus comienzos el grupo ha llevado arte y cultura a este municipio del norte del Valle del Cauca.


“Telón Azucarero tiene sus inicios en el año 2007, cuando se evidencia la necesidad de resaltar la identidad local y cultural como patrimonio inmaterial del departamento y de la nación, siendo este el eje fundamental para la recuperación de las expresiones artísticas; en especial el teatro como estrategia para lograr un acercamiento a la convivencia y en rutar el Municipio hacia escenarios de paz”, nos cuenta Yenny Alejandra Tabares, integrante del grupo.

Por: Jairo Andrés Arango / Zarzal

 

Telón Azucarero está conformado por jóvenes que creen en el arte como una forma de transformar y mejorar la sociedad. Actualmente ofrecen al público diversos talleres formativos, y durante doce años consecutivos han realizado el Festival de Teatro Telón Azucarero de Zarzal, del cual se sienten muy alegres por ser uno de sus grandes proyectos. 

 

“El Festival de Teatro Telón Azucarero de Zarzal ha logrado trascender durante sus años de ejecución, tanto así, que hoy por hoy, la comunidad del municipio de Zarzal lo reconoce como muestra artística y cultural representativa de la comarca zarzaleña, y que además promueve el patrimonio cultural inmaterial de las expresiones vivas presentes en nuestra población vallecaucana, despertando no solo el interés en las nuevas generaciones y la formación del público propio y foráneo, sino estimulando el turismo cultural a nivel local, regional, nacional e internacional”, explica Yenny Alejandra

 

El Telón Azucarero seguirá abriéndose en Zarzal. A quienes se pasen por este municipio vallecaucano no olviden conocer más de este grupo de teatro representativo del Valle del Cauca. Para más información pueden consultar su sitio web: https://telonazucarero.jimdofree.com

En el municipio de Sevilla, en el Valle del Cauca, se realiza el festival RAP Caleto, el cual es fruto de la unión de diferentes artistas y organizaciones como Gero Guevara, Gato Men, Blodia, Repudio RAP y la Red Hip-Hop de Sevilla.

Por: Juan Sebastián Grisales Galvis / Sevilla

Al ver el talento y falta de oportunidades para los jóvenes, estos artistas y organizaciones decidieron dirigirse a diferentes barrios del municipio de Sevilla, entre los que están el barrio Fernando Botero, el barrio Popular y barrio el Bario Belén, en los cuales, a través de diferentes demostraciones de habilidad comunes del Hip Hop, como el canto y el baile, trataban de llegar a toda la comunidad para que pasaran un buen rato y, al mismo tiempo, atraer y animar a los jóvenes para que aprendieran lo que es el arte del Hip Hop.

 

El festival RAP Caleto lleva aproximadamente dos años desde su fundación. Para conocer un poco más de este proceso dialogamos con el ‘Blodia’, uno de sus organizadores, quien además es un reconocido raper[1] y líder social del municipio.

 

¿Qué aporta el festival RAP Caleto al desarrollo del Hip Hop y la convivencia de los jóvenes?

 

Aporta principalmente en mandar un mensaje de mejor convencía en los diferentes barrios que conforman la comunidad, y a enviar un signo de apoyo y de amor en la cultura Hip Hop.

 

¿Qué mensaje intentan mandar, además de los barrios, a Sevilla y el resto del país?

 

Nosotros intentamos mandar un mensaje de compresión y de paz, decir que con arte también se puede salir adelante.

 

¿Aspiran a proyectar el festival a otras ciudades o municipios de la región? 

 

Sí, claro. El propósito de RAP Caleto es salir del municipio y dirigirse a diferentes ciudades y municipios del país, obviamente sin olvidar el municipio de Sevilla

 

¿Qué problemas ha tenido RAP Caleto durante la pandemia?

 

Hemos tenido algunos problemas, más que todo con el hecho de ir expandiéndonos para dirigirnos a otros municipios, ya que por obvias razones no nos es permitido dirigirnos a otros lugares, pero nos la hemos arreglado para que el festival no muera, haciéndolo, por ejemplo, de modo virtual.


Se espera que después de la pandemia RAP Caleto siga progresando y avanzando hacia nuevas comunidades, para demostrar que a través del Hip Hop se puede construir un país realmente justo, en el cual se pueda vivir en paz, donde en vez de drogas y balas haya letras y palabras, para que las nuevas generaciones puedan vivir en un país donde “la paz no nos cuente la vida”[2].



[1] Artista del RAP

[2] La frase “que la paz no nos cueste la vida” es empleada por organizaciones sociales, de derechos humanos, y colectivos artísticos para hacer alusión al incremento de asesinatos cometidos contra lideresas y líderes sociales y excombatientes de las FARC, luego de firmado el Acuerdo de Paz de 2016.

La Compañía El Teatro Vive de la ciudad de Palmira estrena La búsqueda, un monólogo escrito y dirigido en tiempos de pandemia por Luis Eduardo Jiménez, y llevado a escena por la actriz Ana Rosario Grisales.

 

Esta agrupación teatral sigue estrenando obras y sorprendiendo a su público con sus trabajos artísticos desde una perspectiva sensibilizadora. El aislamiento provocado por la pandemia fue aprovechado por director y actriz para seguir creando. 

 

La Compañía El Teatro Vive, a través de las luces y la estética, nos ponen en la mesa un tema que es una constante en el país, como son las desapariciones forzosas.

 

La búsqueda es una puesta en escena que sensibiliza al espectador y lo saca de su zona de confort, confrontándolo con una realidad que azota de manera cruel a la sociedad colombiana.

 

Ana Rosario Grisales, quien lleva 28 años haciendo teatro, nos manifiesta que su motivación para hacer este monólogo fue su temática.  

 

“Cuando Luis Eduardo, el director, me hace la propuesta y me muestra el texto, me identifico inmediatamente. Siento que de alguna manera es poder expresar esas vivencias dolorosas que muchas mujeres no han podido hacer, pero que están ahí y que deben ser expresadas, y el arte, en este caso el teatro, debe ser un mecanismo para lograrlo”, nos cuenta Ana Rosario.

 

Este monólogo que duró tres meses en montarse, es el producto de largas noches de trabajo y esfuerzo, dice el director, quien también manifiesta que se motivó a escribir sobre este tema por “el número de asesinatos de líderes sociales y firmantes de la paz que aumentó de manera significativa en estos tiempos de pandemia, paradójicamente”.

 

Ambos, actriz y director, se muestran contentos con el resultado y aceptación que ha tenido su monólogo, y además afirman que seguirán con sus creaciones a pesar de la pandemia.

 

“Los artistas no podemos detenernos, avanzamos con la historia y nos reinventaremos cuantas veces sea necesario. El arte resiste”, concluye Luis Eduardo.

Por: Margarita Grisales / Palmira

Colectivos de artistas caleños junto a organizaciones sociales, la Comisión de la Verdad y ACDI / VOCA, realizaron la actividad Ponte la 10 por la Verdad, en el marco del proyecto Hilando Fino “En Busca de la Verdad”, adelantado en el barrio Pizamos 1, ubicado al oriente de la ciudad de Cali, proyecto desarrollado por la fundación Caligari, el colectivo L'etincelle, Taller Abierto Acumulaciones y la Arquidiócesis de Cali.

El evento tuvo lugar el lunes 30 de noviembre, donde los y las participantes del proyecto sellaron simbólicamente un acuerdo por la Convivencia, la reconciliación y no repetición de acciones violentas en su comunidad.

Para Jefri Lorena Lerma, lideresa social de la comuna 21, “este tipo de acciones aportan a la reconstrucción del tejido social y a la construcción de paz en los territorios”.

La jornada inició con un taller de sensibilización y pedagogía acerca de la verdad y los ejes temáticos trabajados en el proyecto. Después se realizó un recorrido guiado junto a la comunidad para hacer entrega oficial de los 4 murales que se pintaron en los distintos sectores del barrio durante la jornada de muralismo “Pintemos la Verdad”, y se explicó cada mural, su contenido y mensaje.

“Este recorrido ayudó a que los mismos habitantes del barrio pasaran de un sector a otro, que pisaran lugares que ellos nunca habían habitado y rompieran esas fronteras invisibles que persisten en el territorio”, explicó Pablo Poveda, tallerista de pintura e integrante de la Fundación Caligari.

Posteriormente, se dio paso a la última Comilona Gráfica Sancochada, donde los habitantes del barrio disfrutaron de un plato de comida y socializaron los resultados finales del proyecto.

Ya en horas de la tarde, en un acto protocolario, los participantes del proyecto recibieron un certificado de participación y una camiseta estampada con el numero 10 y las palabras “Reconciliación, Verdad, Dialogo Social, Convivencia”, con la cual sellaron simbólicamente el compromiso de convivencia, reconciliación y de no repetición de acciones violentas en la comunidad. Con esto se comprometieron a aportar a la convivencia, el respeto, la tolerancia y la resolución pacífica de conflictos entre ellos mismos.

Finalmente, los líderes de los 4 sectores del barrio firmaron un acuerdo simbólico por la Convivencia y la Reconciliación en el barrio Pízamos 1, con el que asumieron la responsabilidad de trabajar conjuntamente por su comunidad.

Con esta actividad se aportó a la reconstrucción del tejido social de esta comunidad que ha sido víctima de la violencia urbana durante tantos años. Niños, niñas, jóvenes, adultos y adultos mayores se mostraron felices por participar de este proyecto social que por primera vez llegó al barrio con metodologías y una pedagogía artística enfocada a los social y comunitario.

Por: Ciro Ágredo / Cali

Entre los meses de noviembre y diciembre se desarrolló en el departamento del Valle del Cauca el proyecto El arte es noticia, con artistas de los municipios de Zarzal, Sevilla, Tuluá, Palmira y Cali.

El proyecto fue uno de los ganadores de la Convocatoria Departamental de Estímulos a Proyectos Artísticos y Culturales 2020, por lo que su realización fue cofinanciada por la Secretaría de Cultura del Valle.

Por: Danny Hernández Piedrahíta / Palmira 

“El proyecto consistió en dar herramientas de periodismo escrito a artistas para que realizaran noticias sobre el quehacer cultural y artístico en sus municipios. Esta propuesta se desarrolló de manera virtual y fue coordinada en su convocatoria con la Red de Artistas Populares del Suroccidente (RAPSO), y contó con el apoyo de la Red de Medios Alternativos y Populares (REMAP)”, explicó Alexander Escobar, periodista y coordinador del proyecto.

 

En total se trabajaron cuatro clases virtuales que iniciaron describiendo los distintos géneros periodísticos existentes, para luego pasar a uno en particular: el género informativo, el cual está caracterizado, principalmente, por la producción de noticias.

 

“El trabajo virtual tiene sus complejidades porque no siempre se logran las metas propuestas a plenitud. Por ejemplo, a pesar de la disposición para participar de las clases, las realidades ocasionadas por la pandemia que enfrenta el sector artístico, terminan provocando que, a mitad del camino, el factor económico direccione el tiempo a actividades propias de la subsistencia de los artistas, y esto hace que haya el riesgo de deserción. Sin embargo, a pesar de las dificultades, el proceso de formación se sacó adelante y se obtuvieron muy bellos resultados”, indicó el coordinador del proyecto.

 

Como trabajo final, quienes participaron de las clases de periodismo escrito realizaron notas periodísticas que ya están disponibles en la página web destinada a este proyecto. De igual modo se diseñó una revista virtual que puede ser descargada en formato PDF, garantizando de esta manera su difusión y acceso a información sobre procesos y actividades que se desarrollan en el mundo del arte y la cultura en el departamento del Valle del Cauca.

A continuación, podrás disfrutar de las notas periodísticas realizadas durante el proyecto El arte es noticia, adelantado con artistas del departamento del departamento del Valle del Cauca, iniciativa apoyada por la Red de Medios Alternativos y Populares (REMAP), la Red de Artistas Populares del Suroccidente (RAPSO), y cofinanciada por la Secretaría de Cultura del departamento del Valle del Cauca.

 

Revista diseñada y diagramada por: 

Diana María Rengifo

 

 

Descarga la Revista: AQUÍ

 

 

Aquí encontrarás cada nota periodística realizada:

 

1. El arte es noticia en el Valle

2.  Artistas que cultivan el campo, la paz y la reconciliación

3. El Valle tiene Cultura al Parque

4. Muralismo en la vereda El Retiro, una mirada a la esperanza de paz

5. Se abre el Telón Azucarero en Zarzal

6. El festival RAP Caleto, un festival hecho para la comunidad

7. Porque la pandemia no detiene el arte

8. Habitantes de Pizamos 1 se ponen la 10 por la verdad, la reconciliación y sana convivencia

 

*Las expresiones, comentarios u opiniones aquí expresadas no comprometen a la Secretaría de Cultura del Valle del Cauca. Son responsabilidad exclusiva de sus autores.

Asistimos a un momento de la historia donde se crece idolatrando imágenes y sonidos, algo que no es nuevo, pero que ahora se vive con mayor intensidad, en la misma medida que dispositivos móviles como tablets y celulares se apoderan de la sociedad volviéndola esclava de las pantallas.

 

El culto al audiovisual y el arte gráfico como forma efectiva de propaganda, hace de la escritura un oficio subestimado porque vivimos en un mundo dominado por la inmediatez, por el logro de objetivos que deben cumplirse rápidamente, sin ningún proceso de maduración.

 

Aunque el video, la fotografía y las artes gráficas ocupan un lugar importante dentro de mundo del arte y la comunicación, no es el factor artístico y comunicativo lo que seduce a la sociedad, pues ésta, en su mayoría, acude a las pantallas para consumir contenidos basura, o porque políticamente es manipulable con propaganda hecha para controlar sus emociones, ya sea por redes sociales, servicios de mensajería instantánea o televisión.

 

Esa fascinación irreflexiva por las pantallas es también sinónimo de la inmadurez política y cultural de la sociedad, donde cualquier mafioso puede ser elegido para gobernar, del mismo modo que cualquier adefesio, vendido a la opinión pública como si se tratase de una novedad estética, termina siendo considerado una obra de arte por un público inmaduro.

 

La escritura demanda paciencia, reflexión prolongada y saborear letra a letra lo que se escribe, un proceso que requiere maduración y degustación pausada, donde visionamos vidas aún no vividas o por vivir, o proyectos por continuar. No obstante, la sociedad avanza de forma acelerada, sin pausa, con la misma velocidad que acude a las pantallas para ser manipulada.

 

En este sentido, el desinterés por la escritura no solo es un problema cultural, es también un problema político. Porque entender el desinterés por la escritura, en parte, implica entender la perpetuación de una sociedad inmadura que no se gobierna a sí misma, incapaz de pensar por cuenta propia, inválida para concebir procesos implícitos de reflexión y crítica que conlleva el oficio de escribir.

 

La escritura además nos permite viajar en el tiempo, desplazarnos de un lugar a otro, indagando por lo que somos, hemos sido y podemos llegar a ser. Recuperar y afianzar nuestra historia y nuestros saberes constituye un elemento fundamental para fortalecer nuestra memoria, entendiéndola no como un cúmulo de cifras, sucesos y datos, sino como la capacidad de un pueblo que se agita para cambiar su presente a través de los sueños, los cuales nunca desaparecen, pues estos solo duermen, aguardan con sigilo y se revitalizan, día a día, en los rostros de otras generaciones que materializaran luchas y visiones de sus antepasados, de nuestros viejos y viejas.

 

Lo dicho resalta un poco la importancia de este proyecto Memoria y saberes con voz de juventud, una propuesta que, a través del periodismo escrito, donde solo hubo un colado de 39 años, trabajó con jóvenes del municipio de Palmira que escribieron sobre temas que rescatan historias y reflexionan para nuestro presente.

 

Enfocándonos en el periodismo literario y el artículo de opinión, después de ocho clases, los siguientes son los trabajos finales que representan la enorme alegría de encontrar gente tan joven que escribió por el solo hecho de sentir que debía hacerlo.

 

El masoquismo pedagógico que vigila y controla, que premia y castiga, no tuvo cabida en este proyecto. Las iniciativas pedagógicas deben estar encaminadas en confiar en el otro, para que este tipo de trabajos, de resultados, sean también un intercambio de saberes y una forma de reciprocidad, donde la única obligatoriedad consiste en hacer aquello que no implique sentirse mal consigo mismo, en este caso, donde el escribir sea una búsqueda personal, un despertar de los sentidos.

 

Infinitas gracias a quienes participaron de los talleres y a todas las personas que hicieron posible esta propuesta, a la Red de Medios Alternativos y Populares (REMAP), a la Fundación Escénica y Cultural El Teatro Vive, a las Juntas de Acción Comunal de Potrerillo y Tienda Nueva, a Diana María Rengifo, y al Programa Municipal de Concertación Cultural de Palmira por haber cofinanciado este caminar que avanza abriendo trochas para que el soñar y el pensar no se detengan.


Alexander Escobar

Coordinador del proyecto

Por: Alexander Escobar

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Disfruta leyendo los trabajos finales:

 

1. Palmira al ritmo del pedal

2. Memorias de la Palmira negra y esclavizada

3. La radio montañera de Palmira

4. Los Bolos, y no 'Cultura Malagana'

5. Rosa Virginia, auge y pérdida de un posible ícono de la educación en Palmira

6. ‘Palmira,La 21’, locura y carnaval

7. Palmira, un paraíso a la altura

8.La ‘Turca’ vende hasta un hueco

 

*Las ideas y opiniones aqui expresadas, y en los trabajos finales del proyecto, no comprometen a la Secretaría de Cultura ni a Corfepalmira.

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