Te saludamos en este nuevo
taller de El periodismo literario llegó a la clase. Esta clase
que es continuación de la anterior: la crónica. A partir de este momento es
hora de afrontar el encuentro con la hoja en blanco y dejar que fluya tu
creatividad. Empezarás con una línea, creyendo que es poco, pero luego
descubrirás que es el inicio de muchas ideas represadas que necesitabas
desahogar en un bello y ameno escrito. Al final descubrirás que todo consistía
en dedicar tiempo y corazón a la escritura. Bueno, dicho esto, ahora entremos
en materia.
El periodismo literario
La inclusión de recursos
literarios a la crónica dio vida a lo que en un comienzo se conoció como “nuevo
periodismo”, y que luego tomó el nombre de periodismo literario. Esta
combinación de periodismo con literatura inundó de posibilidades narrativas la forma
como contamos los hechos, empleando estilos literarios que son propios de
géneros de ficción como el cuento y la novela.
Podría decirse que a
partir de ese momento el periodismo tuvo oportunidad de liberarse de
descripciones planas y sin ritmo, para abrirle espacio a una “verdad con
estilo”, a una forma de narrar hechos con estética y sin perder profundidad.
Sin embargo, debe
recordarse que el periodismo literario no es un género de ficción, y aunque la
estética es importante, siempre serán los hechos lo fundamental del relato.
Julio César Londoño, escritor colombiano y director de talleres de escritura,
nos explica cómo distinguir y no confundir prioridades en esta relación que se
da en la crónica entre el periodismo y literatura.
“El cuento se rige por la estética, la
crónica por la ética. Al primero le basta la verosimilitud, una suerte de
coherencia interna; la segunda exige veracidad, rigor, investigación. La
ficción es la sabia del cuento. Cuando no hay ficción, el lector siente que le
están vendiendo como cuento una mera anécdota. La crónica, en cambio, se ciñe a
los hechos”.
Entre los primeros
exponentes que dieron vida al periodismo literario (años 50 y 60) se encuentran
nombres como Gay Talese y Truman Capote. Para el caso colombiano sobresalen
Gabriel García Márquez (Relato de un náufrago) y Álvaro Cepeda Zamudio con el reportaje
realizado en 1967 al futbolista brasileño “Garrincha”. Veamos una pequeña de la
entrevista al futbolista brasileño, un fragmento de la introducción que hace el
escritor:
“El pueblo es pequeño y en las colinas
se amontonan las casas pobres, casi favelas, donde las gentes más pobres del
pueblo dejan pasar el hambre viendo pasar los ríos, 'montones de ríos', dice
'Garrincha', que atraviesan el pueblo por todos lados. El pueblo es Pau Grande,
a unos 200 kilómetros de Río. En este pueblo, y en una de las casas más pobres,
nació Manuel Dos Santos 'Garrincha', el 18 de octubre de 1935”.
La llegada de la
literatura a la cónica trajo consigo un relato que imprimió sensibilidad a los
detalles y sucesos, dando al lector acercamiento al lado profundo y humano de
los hechos. Al periodismo literario no le basta decir dónde nació “Garrincha” y
las dificultades por las que pasó, eso no es suficiente. Además, necesita
imprimir la magia que nos hace sentir que esa casa es nuestra, y que padecemos
la misma hambre en el instante que conocemos su historia.
Los recursos que ofrece la
literatura son una bondad que agradece el periodismo. El uso de diálogos como
si se tratase de personajes, realizar giros dramáticos para llevarnos a
distintos momentos de la vida de un personaje, o un acontecimiento histórico,
son algunas de las bellas posibilidades que obsequia el periodismo literario.
De este modo se nos
permite manejar datos importantes y banalidades, pasar de un tema a otro de
manera insospechada, de la tristeza al humor, de lo universal a lo cotidiano. Y
al momento de rematar un escrito, posibilita realizar cierres que maravillan por
su genialidad y estilo.
Veamos cómo Álvaro Cepeda
Zamudio cierra su reportaje a “Garrincha” aprovechando el momento cuando el
futbolista manifiesta su descontento con la prensa brasileña que, para vender
periódicos, se entromete en su vida personal y la relación con Elsa, su esposa,
razón por la cual, dice Garrincha, prefiere vivir en Colombia (en Barranquilla)
y no en Brasil:
- Álvaro Cepeda: ¿Pero a usted le molesta eso? [que la
prensa se entrometa en su vida]
- Garrincha: No, a mí no. A mí no me importa. Pero a
Elsa sí. Se pone muy brava cuando hablan mal de mí en la televisión. Es mejor
aquí en Barranquilla.
- AC: ¿Cuándo viene Elsa?
- G: Elsa no viene; yo me voy.
- AC: ¿Cree que usted y Elsa ayuden a vender periódicos en
Colombia?
- G: No sé. ¿Usted qué dice?
- AC: Creo que no. Sigamos hablando de Elsa.
PALABRAS
FINALES
Desde que empezamos a
estudiar la crónica, el ejercicio de aprendizaje es más un proceso de lectura
de autores y escritos que nos sirven de referentes y ejemplos, de los que
podemos tomar elementos para emplearlos en nuestros escritos. El analizar cómo
citan, cómo tratan los temas, la forma como introducen los diálogos, cómo pasan
de un testimonio a otro, los títulos que emplean, cómo inician y cómo rematan
sus escritos, son algunas ayudas en el proceso de construcción de un estilo
propio.
En esta clase solo nos
resta hablar de la importancia del periodismo literario, diciendo que una de
sus particularidades radica en hacer de la realidad una obra literaria, con
todos los giros dramáticos que ello pueda implicar cuando se describen,
presentan e interpretan los hechos. Alegría, tristeza, espanto, ternura, y
demás emociones que la ficción provoca con un cuento o una novela, son para el
periodismo literario expresiones del sentir humano que habitan en los hechos,
en la cotidianidad de la sociedad.
Con cada detalle que
acompañamos y describimos un hecho, cada interpretación sobre un
acontecimiento, cada dato, cada recuerdo que rescatamos del olvido, encuentra
en el periodismo literario una forma de expresión que sacude sentimientos, los
renueva y agita, para transportarnos a la piel y los ojos de los protagonistas
de cada historia. Es así como podemos llegar a sentir frío o calor, alegría o
indignación cuando leemos, porque situaciones desconocidas, y personas de las
que nunca habíamos oído hablar, se nos presentan como si fuesen cuerpos y
espacios que poseemos en el alma, sintiendo paso a paso, letra a letra, lo que
vivieron.
El periodismo literario
nos abre los sentidos y el corazón a experiencias y realidades que rescatan la
sensibilidad para una sociedad donde las muertes provocadas por la pandemia, o
la tragedia de la guerra, se convirtieron en meras estadísticas, números sin
rostro ni familia, del mismo modo que los asesinatos contra líderes y lideresas
sociales aparecen solo cifras, y no vidas con sueños y proyectos que albergaban
luchas que perseguían un mejor presente, y un mejor mañana, para una generación
que requiere sentir que la vida, con sus alegrías y tristezas, es una historia
bella y amena que nos convoca a amar y respetar a cada ser humano,
recordándonos que el amor al prójimo debe traducirse en hechos reales de
solidaridad, de protesta contra la injusticia para cambiar el mundo.
ACTIVIDAD
1. Al comenzar esta clase tuvimos como
ejemplo la forma como Álvaro Cepeda Zamudio describe dónde nació Garrincha,
haciendo énfasis en la situación de pobreza que le rodeaba. Y como los hechos
pueden ser narrados de distinta manera, tomando los datos que nos ofrece el escritor,
ahora tu trabajo será escribir una descripción similar sobre el lugar de
nacimiento de “Garrincha”.
Por: Alexander Escobar
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* Proyecto ganador de la
Beca de formación artística, en el área de literatura, del Programa Nacional de
Estímulos Portafolio 2024 del Ministerio de las Culturas, las Artes y los
Saberes.
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